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La convivencia en una comunidad de vecinos es un arte al que no siempre resulta sencillo encontrarle el punto más armonioso, en especial cuando la finca cobija a personas con el tono de voz de un motor de helicóptero.

Pero no solo ellos. Los que hablan a un volumen escandaloso no son los únicos vecinos que interrumpen la tranquilidad de una finca, también los hay que montan fiestas a diario, que dejan sueltas a las mascotas y luego se despreocupan de sus deposiciones o aquellos que huyen de las derramas que teóricamente deben ser sufragadas entre todos.

Ya sea por egoísmo o simple dejadez, los malos vecinos viven sin atender a las quejas de los demás, arruinándoles los pocos momentos de paz que tratan de encontrar entre las cuatro paredes de su domicilio. Por eso, cabe una pregunta directa: ¿qué se puede hacer contra ellos?

La acción siempre debe depender del nivel de molestia que genera el vecino. En algunos casos la solución más inteligente pasa por aceptar la situación y aprender a vivir con ella, indiferente. En otros casos más extremos, cuando la indiferencia no es una opción, toca empaparse de leyes y bucear en el tormento judicial. O, en su defecto, encontrar la manera de que tu vecino se mude.

En pocas palabras, la clave es mantener las cosas bajo control: entrar en una guerra con un mal vecino puede conducir a un camino equivocado y quebrar los nervios de una manera terrible. Es por eso que el problema siempre se debe enfocar de manera optimista y perderse en el conflicto sólo cuando nada más parece funcionar.

Pero, ¿qué tipos de malos vecinos hay? Los agruparemos de más a menos molestos y sugeriremos soluciones para cada uno de ellos:

Vecinos ligeramente molestos

Un ejemplo de estos serían los padres de niños que no se portan bien, los conductores que te rayan el coche en el parking compartido, los dueños de mascotas que las cuidan de manera irresponsable, la gente que te cuenta su vida cada vez que se cruza en la escalera, etc.

En estos casos se pueden combinar diferentes estrategias.

Preséntate y conócelos mejor: si intuyes que tus vecinos van a molestarte o ya están haciéndolo, ve a su puerta y preséntate dejando claro qué es lo que te molesta de la convivencia. Además, existe la posibilidad de que tus vecinos no sepan siquiera que te están molestando, de modo que un poco de información a este respecto les ayudará a mejorar la convivencia.

No acuses: suele ser común que se acusa a la gente sin tener un plan de contingencia posterior. Un enfoque más inteligente sería decir que estás molesto, pero manteniendo un tono amistoso y conciliador. Incluso ofrece ayuda para el problema que se le está planteando a tu vecino.

Considera usar mediadores: a veces ocurre que el problema principal a la hora de transmitir una idea –un problema– es que no existe complicidad entre los dos interlocutores. Cuando ocurre esto, tiene sentido encontrar un mediador que esté dispuesto a resolver el problema en beneficio de ambas partes; tal vez otro vecino que tenga buena relación con ambos.

Vecinos molestos

Esta tipología se refiere a gente en fiestas 24/7, cotillas que difunden rumores sobre los vecinos, chavales que aprenden un instrumento musical a la hora de la siesta y dan una sola nota, etc.

En estos casos sugerimos…

Buscar el apoyo de otros vecinos: siempre es más fácil lograr un objetivo propuesto sumando fuerzas con otras personas. No lo afrontes solo, porque muy probablemente ese mismo problema lo tienen otros vecinos de la finca. Este punto es muy importante si se decide presentar una queja ante un tribunal. En este caso, la cantidad importa; cuantos más aliados, más posibilidades de ganar.

Contactar con la asociación de propietarios: en algunos casos, un gerente de la asociación podría hablar con un vecino ruidoso y advertirle de manera legal. Es probable que este toque ayude a solucionar las cosas al menos temporalmente.

Consulta las leyes vigentes: si estás lidiando con grandes cantidades de ruido, tal vez te ayude echarle un vistazo a la ley relativa a ese problema. Existen ordenanzas para prohibir el exceso de decibelios, así que si consigues demostrar ese nivel de ruido será más sencillo dialogarlo desde el conocimiento y, junto a tu vecino, ajustarlo a la legalidad.

Vecinos excepcionalmente molestos

Personas con psicosis, ladrones, gente con síndrome de Diógenes, delincuentes comunes, etc.

En estos casos las medidas han de ser drásticas. Tienes dos opciones: si el comportamiento del vecino es peligroso para su integridad, tal vez te interese recoger pruebas incriminatorias y ponerlas al recaudo de las autoridades. Se puede hacer de manera individual o junto a los otros vecinos afectados, que además puede ayudarte a realizar un escrito donde se establezca un agravio específico.

La segunda opción es incluso más drástica y pasa por cambiarte de vecindario. Si todas las opciones anteriores están agotadas, tal vez no te quede otra salida. En ese caso, suerte con la búsqueda.