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La exponencial subida del precio del alquiler, la escasa cantidad de pisos en esa situación y el exceso de viviendas turísticas han encendido todas las alertas en los consistorios españoles. La prohibición de los pisos turísticos en la capital de las Islas Baleares es el reflejo de que existe un grave problema para encontrar residencias en alquiler en las ciudades españolas por un precio decente.

En Palma el precio de arrendamiento ha aumentado un 40% en los últimos años. Esta medida recién aprobada solo afecta a los pisos, las viviendas unifamiliares quedan exentas de dicha prohibición. La propuesta tiene el objetivo de primar “el acceso a la vivienda a los residentes”, tal y como confirmó el teniente alcalde de Urbanismo, José Hila, quien también señaló que «España es un atractivo turístico incomparable». De hecho, el pasado año se registraron 82 millones de turistas, según Turespaña. Por comunidades autónomas, Baleares es la segunda en número de visitantes 13,5 M, un 6,2%, más que en 2016 siendo Reino Unido y Alemania las nacionalidades que más visitan nuestro país.

Por otra parte, la gran cantidad de turistas y plataformas como Airbnb han favorecido al crecimiento desmedido de los pisos turísticos de alquiler. Los propietarios los alquilan por cortos periodos de tiempo ya que dan una rentabilidad muy superior a los alquileres de larga duración. Pero en el momento quede aprobada esta ley, los vecinos que pongan sus pisos en Airbnb se enfrentarán a multas de hasta 40.000 euros.

Una cifra que ha desatado la críticas en la calle. «¡Es una barbaridad! Ahora ya no puedes ni alquilar tu propiedad», ha exclamado Pedro, un señor que lleva alquilando su apartamento los meses de verano, situado en Las Ramblas de Barcelona, desde hace un par de años. «Y gracias al dinero que recaudo durante esos meses puedo pagar parte de los gastos que genero durante el año», explica al portal de Fynkus.

La ley que se aprobará en julio de manera definitiva abre el camino desde ya para el resto de ciudades españolas que ya tenían en mente una medida de este tipo, con el fin de evitar que el centro de las ciudades quede exclusivamente ocupado por turistas.