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En los últimos años la terminología smart se está aplicando a infinidad de campos que van desde los smartphones a las smart cities. Ahora bien, en esta ocasión hablaremos del Smart Building o edificios inteligentes, que serán las fincas que administres dentro de unos años.

¿Qué es el Smart Building?

Un Smart Building se trata de aquel que integra las tecnologías más innovadoras. Gracias a ello, permite la gestión y automatización de sus instalaciones y servicios como la iluminación, climatización, seguridad, control de acceso… Todo esto con la finalidad de mejorar la eficiencia energética, seguridad y usabilidad del edificio. Es decir, mejorar el aspecto medioambiental y aportar mayor confort a sus propietarios. Se trata de un concepto aplicable tanto en edificios de obra nueva, como en aquellos que sean rehabilitados.

Características de este tipo de edificaciones.

En primer lugar, encontramos la integración del sistema de control en el edificio. Es decir, todos sus sistemas están conectados: contadores, alarmas, iluminación, accesos…

Por otro lado, los edificios inteligentes se caracterizan por tener un consumo eficiente. Cuentan con sistemas de ahorro de energía y agua, gracias a una infraestructura que recoja el agua de lluvia para su uso sanitario. E incluso aislamiento térmico para reducir la pérdida de energía. Todo esto supone un ahorro en los gastos de la comunidad.

Se trata de edificios más seguros. Cuentan con sistemas innovadores como videovigilancia, avisos por sms, control de acceso desde el móvil, identificación facial y la detección de incendios o elevados niveles de CO2.

Flexibilidad. Aspecto muy importante, ya que, están preparados para poder modificarse cuando sea necesario o la comunidad considere incorporar nuevas funcionalidades.

Por último, supone una garantía para el propietario. Los smart building están destinados a mejorar la vida útil del edificio y los hace más cómodos y seguros. Y, además, permite que sus habitantes ahorren en sus facturas mensuales, gracias al uso eficiente de la energía que se consume.

¿Cómo funciona un edificio inteligente?

Se apoya en soluciones de inmótica y domótica. La inmótica permite monitorizar el funcionamiento del edificio. Dicho de otra manera, aquellos servicios comunitarios que son ajenos a la propia vivienda, como por ejemplo, los accesos.

En cambio, la domótica está destinada a automatizar la propia vivienda. Su objetivo no es otro que mejorar la calidad de vida del propietario. Gracias a la domótica puedes programar aparatos, elegir tipo e intensidad de iluminación adaptada, movimiento automático de persianas o el corte automático de agua y gas ante fugas.

Como has podido comprobar, la digitalización del edificio y el hogar es una tendencia que está ganando cada vez más adeptos. Una sociedad puramente tecnológica que se apoya en lo digital para mejorar su vida. De igual forma que los edificios inteligentes están cada vez más instaurados, tú también deberías hacerlo con tu despacho y trabajar con un software que agilice tus tareas y mejore la comunicación con tus clientes. Además, contar con una app, hará que estos procesos sean mucho más accesibles y la comunicación de posibles incidencias sea inmediata.